Antes de llegar a La Loma de la Niña Mariana, centro del Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana, aún se pueden observar los estragos que dejó el ciclón categoría 5.
En ese camino de curvas y angosto que conduce al proyecto de autogestión, se ven los postes inclinados y algunos cables en el piso o sueltos, dejando saber que la Autoridad de Energía Eléctrica no ha pisado ese lugar.
Todo ese panorama cambia cuando se llega al centro de este proyecto comunitario. Se puede sentir una brisa fresca y un ambiente de trabajo, lucha y solidaridad, pero a la misma vez tranquilidad.
Eran las 8:40 a.m. del martes, 29 de mayo y desde esa hora, dos mujeres estaban esperando a que abrieran el comedor comunitario para empezar a trabajar. Lo más sorprendente fue el buen ánimo que tienen a pesar de que llevan nueve meses cocinando para los vecinos de Mariana.
Y es que, el lunes, 9 de octubre del 2017, se creó el Apoyo Mutuo Mariana con el fin de atender la falta de alimentos y agua que había en la comunidad tras el paso del huracán María.
Desde ese día, el Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana -apoyado en la Asociación Recreativa y Cultural del barrio Mariana (Arecma)- marcó un resurgir de la comunidad que está localizada en Humacao.
Al ver la emergencia humanitaria que provocó el ciclón, Christine Nieves -fundadora de Emerge Puerto Rico- y Luis Rodríguez Sánchez -músico y cantautor- dieron vida a este proyecto de autogestión.
“Habilitamos este centro para que sirviera como punto de encuentro para los ciudadanos y residentes de la comunidad de Mariana”, expresó la presidenta de Arecma, Rosalina Abreu González, al explicar que muchos residentes no tenían comida ni agua.
Con el grupo de voluntariados de la comunidad que existía por Arecma, lograron recoger los escombros y limpiar las facilidades para poner en pie el proyecto que atiende la necesidad inmediata de las personas de Mariana.
Un promedio de 40 voluntarios llegaba a trabajar de 6:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. y cocinaban diariamente más de 300 platos con comida para la comunidad y, además, llegaban vecinos de Yabucoa, Naguabo y Las Piedras.
“Tuvimos que reinventarnos para ayudar a la comunidad que estaba en estado de shock y sufriendo la situación post María”, dijo Abreu González.
Actualmente, el comedor comunitario sigue ofreciendo almuerzos por un costo de $4 -para poder costear los gastos de los alimentos- o dos horas de trabajo voluntariado en la comunidad.
Proyecto de Apoyo Mutuo ilumina comedor comunitario y escuela
Aunque en muchos lugares del país se ha reestablecido el sistema eléctrico, todavía existen comunidades que llevan nueves meses a oscuras.
Este es el caso de la comunidad Mariana, que no cuentan con el servicio eléctrico en sus casas desde el paso del huracán, y el gobierno no ha hecho nada para cambiar la situación, indicó la presidenta de Arecma.
Sin embargo, los encargados del Proyecto de Apoyo Mutuo no se quedaron con los brazos cruzados.
Con esfuerzo y dedicación, lograron que Sonnen Puerto Rico instalara placas solares para darle luz al comedor comunitario y a la Loma de la Niña.
Gracias a esta iniciativa, vecinos de Mariana llegan a la Loma a recargar sus aparatos electrónicos, conectarse al Wifi -para tener mejor comunicación- y algunos, a darse terapias respiratorias diariamente, explicó Abreu González.
“Queremos un proyecto amplio de luz solar. Queremos que sigan llegando placas solares para que energicen las casas de los habitantes de Mariana. Visualizamos una comunidad que sea independiente, en lo más posible, de energía eléctrica”, dijo.
Asimismo, inauguraron el generador solar más grande de Puerto Rico en la antigua escuela Juan de Dios López.
Cuando el gobierno cerró – en el 2014- la única escuela intermedia que tenía la comunidad, Arecma y la comunidad hicieron lo que pudieron para que no la cerraran.
Como no dio resultado, sometieron una propuesta de usar la escuela como un centro comunitario al alcalde de Humacao y Departamento de Transportación y de Obras Públicas.
Desde ese entonces, la organización tenía planificado convertirla en un centro comunitario para brindarles servicios a las 3,200 habitantes de Mariana.
Por la emergencia que provocó María en la comunidad, decidieron poner en marcha la iniciativa que había surgido hace cuatro años.
Para poder observar las 48 placas solares y el generador de repuesto de 17,000 vatios, la voluntaria Aida de León me llevó de la Loma hasta la antigua escuela.
Antes de ver las placas solares, De León me enseñó el salón donde instalaron el “laundry” solar para que los habitantes del barrio puedan lavar sus ropas, ya que no tienen luz en sus hogares y el servicio de agua está intermitente, explicó.
Luego, entramos al salón que expone el proyecto de arte “Puertoretratos” del artista Francesco di Santis.
El artista ideó este proyecto con el fin de que las personas escribieran las experiencias que vivieron durante y después del huracán. Cuando las personas escribían sus historias en papel, di Santis pintaba sus rostros al lado de la escritura.
Después de ver esa exposición, pasamos al salón que será un hospedaje para los voluntarios que vengan del interior y exterior de la isla para trabajar en la comunidad.
También, fuimos al aula que se transformará en la biblioteca electrónica del barrio y al salón que se rehabilitó para que estudiantes de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico de Humacao hagan su labor comunitaria.
En la última parada del “tour”, de León me mostró las 48 placas solares que nutren al centro comunitario de Mariana.
Cisternas purificadoras de agua y huerto comunitario
Los vecinos del barrio Mariana estuvieron meses sin el servicio de agua en sus residencias.
Por la falta de alimentos y agua, Christine Nieves y Luis Rodríguez pidieron ayuda por todos los medios posibles.
El grito de ayuda provocó que Water Plant Foundation instalara tres cisternas purificadoras que recogen aguan de ríos o riachuelos, en la comunidad, contó la presidenta de Arecma.
“Estamos tratando de incentivar que las personas tengan en sus casas una cisterna que recoja agua de lluvia y se le provea un filtro para que filtren el agua y puedan sobrevivir a largo plazo en otro evento catastrófico”, dijo Rosalina.
Además, por la escasez de alimentos que tuvo el país y la comunidad tras el paso del huracán, comenzaron el proyecto del huerto comunitario para ser independientes en los alimentos.
“Vamos a establecer una siembra de 200 árboles de pana. Un palo de pana puede alimentar a una familia entera por tres meses. Tener una siembra de 200 árboles de pana significa la subsistencia de todos los residentes de nuestro barrio”, estipuló la presidenta de Arecma.
Según Jorge Ortiz -quien trabaja en la siembra orgánica- en la siembra comunitaria tienen: yautía, yuca, fresa, lechuga, habichuelas, pepinillo y gandules. También sembraron árboles frutales de: guanábana, aguacate, mangó, tamarindo y mamey.
“Nosotros entendemos que la emergencia va a continuar. El gobierno no está siendo accesible a las comunidades. En otras comunidades, la situación de emergencia no ha pasado. Nosotros continuamos sin recibir los servicios básicos con la diligencia que deberían recibirse”, puntualizó Rosalina.